La resolución de problemas es una habilidad fundamental para la vida que los niños deberían empezar a aprender cuanto antes. Al fin y al cabo, los niños empezarán muy pronto a enfrentarse a diversos tipos de problemas y, si no les enseñamos a solucionarlos por ellos mismos con eficacia, terminarán aprendiendo otras formas de hacer las cosas. Compartimos una «Hoja de trabajo para resolver problemas» elaborada por ProblemSolving.Pro y pensada para niños de 11 años en adelante, como actividad individual o colectiva.
Cómo afrontar un problema, cómo lidiar con la frustración o cómo tratar a las personas con las que entramos en conflicto son algunas de las cuestiones que van asociadas a la resolución de problemas. Si enseñamos a los niños a afrontar estas situaciones conflictivas estaremos evitando que coja hábitos muy difíciles de erradicar después en todos estos ámbitos.
Por otra parte, aprender a resolver problemas y conflictos es también una forma de entrenar a los niño en la toma de decisiones. Enseñar a los niños a tomar decisiones saludables es otra de las tareas importantes que los padres debemos hacer con nuestros hijos. Cuando los niños aprenden habilidades para resolver problemas aprenden también que puedan confiar en su capacidad para tomar buenas decisiones por sí mismos.
Detectar y evaluar los problemas
El mayor problema con el que se enfrentan muchos niños que carecen de habilidades para resolver problemas es que no reconocen cuándo tienen un problema o que no son capaces de evaluar qué opciones tienen para resolverlo. Estos niños pueden reaccionar de manera impulsiva, sin pensar.
El primer paso consiste en ayudar a los niños a aprender cómo identificar sus opciones y puede ayudarles a asegurarse de que están tomando decisiones saludables.
Por eso, lo principal es empezar por enseñar a los niños cómo identificar el problema. A veces, simplemente con identificar el problema es posible adelantar mucho camino en su resolución. Una vez que los niños identifican el problema, hay que enseñarles a desarrollar varias soluciones posibles antes de hacer otra cosa. Además de identificarlas, el niño tiene que ser capaz de ver sus pros y sus contras y valorarlos para encontrar la que más le conviene y por qué.
Compartimos una «Hoja de trabajo para resolver problemas» elaborada por ProblemSolving.Pro y pensada para niños de 11 años en adelante, como actividad individual o colectiva.
Una vez que un niño reconoce varias opciones y las posibles consecuencias de cada una, debe decidir qué opción es la mejor. En este punto, es de vital importancia enseñar a los niños que si eligen una opción y no se resuelve el problema siempre se puede intentar otra cosa para así animarles a seguir tratando de resolver un problema hasta que se resuelva.
Hablar sobre la resolución de problemas con el niño
Cuando al niños le surjan problemas no hay que correr para intentar resolvérselos. Si un niño tiene un problema hay que darle la oportunidad para que él mismo lo identifique y lo soluciones por sí mismo antes de ayudar, aunque el niño esté sometido a cierto estrés. Es una oportunidad de aprendizaje excelente, así como un momento ideal para enseñarle nuevas habilidades. Por supuesto, si hay un problema de seguridad hay que intervenir inmediatamente.
Además, en el momento que decidamos que hay que ayudar, lo que los padres debemos hacer es orientarlo, ayudarle a pensar, ofrecerle un modelo de resolución de problemas y discutir con él las diferentes opciones y cómo actuar, paso a paso.
No dejar que el niño sufra o querer facilitarle las cosas interfiriendo en su vida no es una forma de ayudar a los niños, sino de hacerlos dependientes y de crear problemas de autoestima y seguridad en ellos mismos. Hablar con ellos significa ayudarles a abrir su mente, no dictarles lo que tienen que hacer .
Permitir las consecuencias naturales
Cuando a los niños se les permite experimentar las consecuencias naturales de sus decisiones el aprendizaje de las habilidades de resolución de problemas es más eficaz. Aunque es importante asegurarse de que no hay problemas de seguridad, los niños deben sentir lo que pasa, aunque sea una consecuencia negativa.
No dejar que los niños experimenten las consecuencias naturales de sus decisiones no les estimulará a pensar sobre cómo actuar y les dará una falsa confianza en su capacidad para decidir. Solo experimentando lo que pasa realmente podrán encontrar opciones alternativas o explorar otras vías que les satisfagan más.