¿Cuántas veces te has encontrado con argumentos falaces sobre la antigüedad o novedad de una práctica como justificación de su bondad? ¿Cuántas veces has oído eso de «así se lleva haciendo toda la vida» o, su contrario, «es lo último de lo último», como argumentos a favor de cualquier asunto?
Ambos son argumentos falaces que debemos detectar y rebatir en cualquier proceso de resolución de problemas.
El argumento ad antiquitatem (también llamado apelación a la tradición) es una falacia lógica que consiste en afirmar que si algo se ha venido haciendo o creyendo desde antiguo, entonces es que está bien o es verdadero.
Este tipo de argumento parte de tres suposiciones:
- Que la antigua manera de pensar fue probada como correcta cuando se introdujo, lo cual puede ser falso, ya que la tradición puede estar basada en fundamentos incorrectos.
- Que las razones que probaron este argumento en el pasado son actualmente vigentes para hoy. Si las circunstancias han cambiado esto puede ser falso.
- Que mantener el statu quo es preferible o deseable ante la posibilidad de un cambio, lo cual puede ser también incorrecto.
Algunos ejemplos son:
- La sociedad siempre se ha desplazado montada a caballo. No hay por qué viajar ahora en coche. (Refutación: Hoy en día hay que hacer viajes largos y los caballos no serían adecuados para recorrer esas distancias)
- Debe ser una mala idea porque nadie lo ha hecho antes. (Refutación: El que no se haya hecho antes no quiere decir que la idea vaya a fracasar)
- Estas leyes se han estado aplicando durante 100 años. No hay razón para cambiarlas. (Refutación: Pueden haberse producido cambios sociales relativamente importantes que aconsejen su cambio)
- Las mujeres deben quedarse en casa porque así se ha hecho siempre. (Refutación: Debido a desigualdades sociales antiguamente las mujeres tenían pocas opciones de encontrar un trabajo fuera de casa. Eso no es cierto hoy día)
Hay una famosa historia que ejemplifica el absurdo implícito de la apelación a la tradición. En esa historia hay una mujer que, cada vez que cocina jamón empieza cortando un extremo del mismo y tirándolo. Cuando un amigo o un miembro de la familia le pregunta por este comportamiento, ella admite que lo hace solamente porque su madre lo hacía de esa manera. A la mujer le entra la curiosidad y le pregunta a su madre que por qué cortaba el jamón de esa manera, pero ella a su vez le dice que lo hace porque así es como su madre lo hacía. Cuando van las dos a preguntar a la abuela ésta dice que cortaba el extremo del jamón únicamente porque de otra forma no cabía en su cacerola. Hay diversas variantes de esta historia.
La falacia opuesta a ésta es la apelación a la novedad, que afirma que algo es bueno sólo por ser nuevo:
El argumento ad novitatem (también llamada apelación a la novedad) es otra falacia lógica que sostiene que una idea es correcta o mejor simplemente por ser más moderna.
Tanto este argumento como su opuesto son falaces ya que la veracidad de un argumento no depende de si este es moderno o antiguo, sino de los hechos y evidencias que apoyan dicha idea.
Es frecuente caer en esta falacia, ya que es cierto que generalmente conforme pasan los años la sociedad evoluciona en diferentes aspectos (ya sea científico, sociológico, tecnológico, etc), pero hay que tener en cuenta que no por ello todo cambio va a ser beneficioso, correcto o válido, ya que por diversas razones, dicho cambio puede dar lugar a conclusiones e interpretaciones erróneas, resultados negativos, etc.
Este tipo de falacia es muy efectiva en el mundo actual en el que las novedades tecnológicas han ayudado a mejorar nuestras vidas y todo el mundo aspira a estar a la última.
La estructura de esta falacia seria:
- A es algo nuevo.
- Por lo tanto, A es mejor.
Algunos ejemplos serían:
- Eso que dices lo decían las personas del siglo XIX, mi idea es más actual, por lo tanto, te equivocas y yo tengo razón.
- Para tener un sistema más estable es mejor bajarse la última versión de este programa.
- Para perder peso es mejor seguir la última dieta.
- La empresa funcionará mejor ahora que ha sido reformada.
La apelación a la novedad es muy utilizada en publicidad, asegurando que un producto es mejor por el mero hecho de ser nuevo.
La apelación a la novedad se basa en el razonamiento de que la gente en general tenderá a esforzarse para corregir sus fallos. Así, por ejemplo, una compañía que lanza un producto nuevo habrá revisado el anterior para mejorar su factura. Esto, sin embargo, puede ser falso por diversas razones, las más notables de las cuales son: El producto nuevo puede ser idéntico al anterior pero con un nuevo empaquetado, puede ser un diseño antiguo que se haya relanzado como nuevo o puede que el producto anterior haya sido diseñado por un experto y el nuevo por un principiante.
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